Si alguna vez has caído en la tentación de leer un post sobre compatibilidad astrológica y te has quedado un poco a cuadros es normal. Es posible que hayas comprobado en primera persona que, teniendo signos supuestamente 100% compatibles, una relación del pasado distó mucho de ser ideal y que, sin embargo, ahora estás en otra maravillosa en la que el match astrológico brilla por su ausencia.
Para hablar de compatibilidad astrológica en una relación hay que mirar otros indicadores en la carta natal que no son exclusivamente el signo del Sol, que es lo que solo contemplan este tipo de publicaciones. De hecho, no es el planeta más importante a mirar.
Aunque Venus es el planeta del amor, la seducción y el disfrute —y ciertamente hay que tenerlo en cuenta para entender cómo te relacionas— , es la Luna la que juega un papel fundamental a la hora de establecer vínculos profundos
La Luna, el planeta que marca la compatibilidad emocional
La Luna habla de cómo te sientes amada, segura, nutrida en una relación y de cómo haces sentir amada, segura y nutrida a la otra persona. Refleja tus necesidades emocionales, y tu visión de lo que es el amor.
Cuando el elemento del signo de tu Luna es el mismo que el de tu pareja, hay más probabilidad de que emocionalmente os entendáis mejor que si son de elementos diferentes.
Esto no quiere decir que tengas que buscar a una persona con el mismo elemento del signo de tu Luna para tener éxito en la relación. Nada puede garantizarlo. Pero es más probable que dos personas con la Luna en el mismo elemento tengan vínculos más fluidos y que haya más armonía emocional entre ellos.
Por ejemplo, una persona con la Luna en Tauro y otra con la Luna en Capricornio (ambas en elemento tierra) tendrán necesidades emocionales similares: ofrecerán y buscarán en el otro seguridad, estabilidad y lograr metas juntos.
Sin embargo, a esa misma persona con la Luna en Tauro no le resultará tan cómodo congeniar emocionalmente con una persona con la Luna en Aries (elemento fuego), pues esta buscará y aportará novedad, acción y riesgo en la relación.
El elemento de la Luna y su influencia en las relaciones
Dependiendo del elemento en el que se encuentre su Luna, las personas tienen necesidades emocionales diferentes. ¿Cuáles son y qué pueden aprender para fortalecer sus relaciones?
Lunas en Fuego (Aries, Leo, Sagitario): pasión y aventura
Las personas con la Luna en signos de fuego necesitan emoción, aventura y acción. Sienten que su vitalidad emocional se enciende cuando están persiguiendo sus pasiones y tomando la iniciativa.
Con la Luna en Fuego las personas pueden ser egoístas y centrarse en sus propias necesidades. Es importante que aprendan a ser más comprensivos y pacientes con las emociones del otro para construir relaciones más profundas y satisfactorias.
Lunas en Tierra (Tauro, Virgo, Capricornio): estabilidad y seguridad
Las personas con la Luna en signos de Tierra buscan estabilidad, seguridad y comodidad emocional. Se sienten mejor cuando tienen un entorno predecible y tangible.
Con la Luna en Tierra las personas pueden ser rutinarias y poco flexibles al cambio. Es importante que aprendan a relajarse, a reconocer que no todo puede ser controlado y que la vida tiene su cuota de imprevisibilidad.
Lunas en Aire (Géminis, Libra, Acuario): comunicación y entendimiento
Las personas con la Luna en signos de Aire necesitan comunicación, interacción intelectual y libertad emocional. Se sienten más cómodas cuando pueden expresar sus pensamientos.
Con la Luna en Aire las personas pueden ser demasiado racionales y distantes. Es importante que aprendan a escuchar activamente al otro, a conectarse con sus sentimientos y a expresarlos para crear relaciones con mayor intimidad y conexión.
Lunas en Agua (Cáncer, Escorpio, Piscis): conexión y empatía
Las personas con la Luna en signos de Agua buscan una conexión profunda y emocional. Necesitan comprensión, empatía y apoyo para sentirse seguras y cómodas.
Con la Luna en Agua las personas pueden ser muy vulnerables y dependientes de los demás. Es importante que aprendan a establecer límites claros sin sentir que deben resolver los problemas emocionales de los demás.
Autorresponsabilidad, entendimiento y respeto
Aun conociéndolas, de lo que se trata no es de que intentemos satisfacer las necesidades emocionales del otro renunciando a las nuestras, o viceversa. El objetivo es que cada persona conozca y se responsabilice de sus propias necesidades afectivas y que, al mismo tiempo, pueda entender y respetar las del otro para que la relación fluya y se asiente sobre una base de libertad y disponibilidad emocional.